Compartir en Navidad la alegría de corazón que nace de las cosas sencillas.
Teolinda Bolívar (CCG).
"El 18 de diciembre de 2010, en vez de quedarnos reunidos en la UCV-FAU, decidimos dedicar el primer día del asueto navideño a visitar a los amigos del Barrio Julián Blanco, Petare norte, en Caracas.
Ya es el tercer año que hacemos esto en Navidad. Aprovechamos de organizar una celebración con todos los habitantes del barrio mencionado que durante el año frecuentamos. En esta oportunidad recodificamos —como diría nuestra amiga y compañera del Centro Ciudades de la Gente Teresa Ontiveros— las Misas de aguinaldo, con el chocolate, caliente, las arepitas abombadas o manducas, el pan de jamón, los regalitos y ante todo el amor al Hijo de Dios próximo a llegar.
El goce comienza con la organización. Primero contando los realitos que pudimos reunir, buscando: uno o varios curas para celebrar la Eucaristía; los cantantes y músicos que pudieran asegurar la parranda y por supuesto la Participación de niños y adultos del Barrio. Todo lo logramos y Dios nos ayudó a multiplicar lo que con tanto amor logramos reunir.


La parranda se formó y nos fuimos en primer lugar a cantarle a la gente del condominio Canaima, a las familias que están arreglando sus casas bajo la dirección profesional de Carmenofelia e Ignacio, con apoyo en materiales del Instituto de Vivienda y Hábitat de la gobernación de Miranda. Ese día la escalera Nazareno y la calle Pamplona despertaron con los cantos que seguíamos de un cancionero que recomendó el padre Raúl. Sorprendía ver un grupo de gente caminando y cantando apropiado —por unas horas, de espacios públicos temidos por las tragedias que se han vivido en ellos. Nosotros también tenemos derecho y valor para tomarlos, así lo demostramos. De esa forma, entre cantos y música disipamos la tristeza y llegamos felices a abrazar a la señora Alba, a quien verán en la fotografía.
Niños y adultos formaron parte de los parranderos.
Después de sacar a Alba de su casa y de despertar a los que todavía dormían, regresamos cantando hasta un espacio de la casa Nazareno que da a la placita, donde los sacerdotes celebraron la Misa en la cual todos participamos diciendo cosas que nos salían del corazón.
En plena Eucaristía llegó Pablo cargado de dulces y se unió a nosotros.
Los niñitos participaron no sólo cantando sino también haciendo las lecturas escogidas por ser días navideños. Alba vino y nos acompañó en la celebración. Fue un día de gran alegría compartida, no podía ser menos pues es la espera de la llegada del Dios-hombre.
Después de la Misa empezamos a comer y también a organizar los juegos dirigidos por el maestro titiritero José Ramón, director del grupo Cantalicio de la dirección de Extensión de la UCV. Ahí pasamos un buen rato, todavía en la placita Nazareno. Algunos de los adultos ayudaron entre ellos Iris. Ya a principios de la tarde fuimos a la redoma de Julián Blanco a repartir y tomar el chocolate preparado por la Ñaña, los pancitos dulces, la torta y los refrescos, y el pan de jamón. Todos los que quisieron fueron y repitieron hasta que se acabó. Ignacio se lució sirviendo chocolate, Lorena repartiendo los cotillones que preparó con mucho esmero y resultaron muy lindos y demandados. Viejos y nuevos amigos se acercaron al compartir universidad-comunidad. Nos sentimos muy cerca y seguros que nuestro interés era estar juntos, dejar las diferencias entre profes/profas y amigos vecinos.
Fue satisfactorio servir a todos…
Finalmente, cansados pero alegres bajamos a la placita El Rosario (Es un espacio habitualmente lleno de monte y basura que una vez utilizamos para hacer un Rosario con los niñitos —algunos ya camino de ser unos hombrecitos.) Los muchachitos vecinos del área la habían limpiado para ellos recibir los cotilloncitos con los dulces que pudimos comprar y compartir con los hermanos mayores. Nos quedó el gusto de saborear la alegría de corazón que nace de las cosas sencillas. No perdemos la esperanza de lograr la mejora del barrio como ellos quieren y nosotros lo deseamos. Nuestro sueño compartido es lograr un barrio sano y seguro en todo sentido.
En un rincón al lado del altar los músicos, era honor tocar los instrumentos; en las bancas los estudiantes, los representantes y vecinos con una hoja-cancionero. Antes de dar comienzo a la misa primero el ensayo rapidito. La misa alternada con las canciones. Luego, antes de finalizar se escuchaban los patinadores haciendo mucho ruido con las rueditas de hierro, las monjas tratando de controlar la situación para que dejaran escuchar las palabras finales del cura, pero todo esto formaba parte del ambiente...Después chocolatico caliente y el abrazo fraterno para desear feliz navidad.
El 18 de diciembre el Padre Raúl de la Parroquia Universitaria, con ese son larense del cuatro, la juventud del Padre Álvaro, los buenos amigos de la UCV (Iris, Teo, Pablo, Carmeno, Nacho, el profe. de cultura...), los niños y algunos vecinos, revivimos aquellos años. Una tambora provocativa en una mesa por allá le puso sabor de gaitas y de aguinaldo, sonando y resonando un poco desafinada. Recuerdos infantiles y juveniles en un barrio que, tal vez, debido a la diversidad de culturas y la falta de amor, se está perdiendo lamentablemente. ¡Qué alegre fue esa celebración del 18 de diciembre en Julián Blanco, esperamos que se repita como ya lo viene haciendo Teolinda por tres años consecutivos!"
Colorín colorado este cuento se ha terminado…"
Teolinda
_______________________________________________________________________El 18 de Diciembre de 2010
Belkis Moncada (B. Julián Blanco)
"Mañana Navideña en Julián Blanco. ¡Que recuerdos! Hace años cuando en el Colegio Presidente Kennedy del barrio Bolívar de Petare, uno de los que conforman el sistema Fe y Alegría de formación permanente en educación y en la fe, vivían las monjitas, la madre Pérez, Echeverry, Salas, Eliza, entre otras, tuvimos por años las Misas de aguinaldo. Éstas consistían en llegar a las cinco de la mañana a participar en una misa, pero más maravillosa porque se escuchaban y resonaban los tambores, el furruco, las maracas, voces de niños, niñas, jóvenes y adultos, los cohetones que despertaban alegre y bulliciosamente los alrededores del plantel. Desde que comenzaba el año escolar las monjitas preparaban a todos los alumnos ensayando aguinaldos y villancicos. No inventábamos nada. Nuestro repertorio consistía en canciones ya conocidas, pero las cantábamos con toda la fuerza y el amor. Todos llegábamos temprano con tal de posesionarnos de un puesto en las bancas del salón de usos múltiples. Allí tempranito estaba un sacerdote y todas las monjitas bien ataviadas de blanco y poniendo orden en la sala.


Belkis
Por que hacen pruebas a los niños de nuevo ingreso si de todas maneras los que entran son los palanqueados. Todos los niños y niñas tienen derecho a la educacion y aun mas deberian de tener prioridad los que tienen hermanos estudiando en ese colegio, y los que supuestamente deberian salir no salen porque esta la palanca!!!
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